LA ORINA ¿ENERGÍA RENOVABLE?


La orina podría utilizarse para obtener energía renovable o para fertilizar las cosechas de manera ecológica. Es el objetivo de varios investigadores que intentan aprovechar este residuo, el más abundante en el planeta. En Suecia estudian la idea de generalizar sanitarios que desvían la orina para no desperdiciarla.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Ohio (EE.UU.) ha propuesto un sistema para producir hidrógeno a partir de la orina. El hidrógeno es considerado por algunos expertos como el sistema de generación eléctrica del futuro. Sin embargo, la falta de tecnologías económicas para su almacenamiento es uno de los principales escollos que impiden su generalización en la actualidad.
Los científicos de la Universidad de Ohio creen que la clave para solucionar este inconveniente podría estar en la urea. Este componente principal de la orina incorpora en su estructura cuatro átomos de hidrógeno por molécula. Los investigadores han desarrollado un sistema de electrolisis barato para romper la molécula y lograr el hidrógeno sin necesidad de utilizar grandes cantidades de electricidad. Para liberar el hidrógeno del agua se necesitan 1,23 voltios, mientras que el sistema de los científicos de Ohio requiere 0,037 voltios. 





El hidrógeno se podría obtener tanto de la orina animal como de la humana. Según uno de los responsables del equipo, Gerardine Botte, una vaca podría suministrar energía para proveer de agua caliente a 19 hogares.
El sistema de estos investigadores se encuentra por el momento en fase de prototipo y tan sólo es capaz de generar 0,5 vatios. La siguiente fase pasa por lograr aparatos más eficientes, grandes y económicos, que puedan comercializarse.

La idea de utilizar el potencial energético de la orina no es nueva. En 2005, un grupo de científicos del Instituto de Bioingeniería y Nanotecnología de Singapur diseñó una batería que generaba electricidad a partir de la orina. En este caso, el objetivo de los investigadores era crear pequeños biochips, del tamaño de una tarjeta de crédito, para detectar ciertas enfermedades, como la diabetes, infecciones, funciones renales y hepáticas o un embarazo. El dispositivo obtenía la energía de la misma orina objeto del análisis.
Uno de los responsables de este biochip, Ki Bang Lee, señalaba que la batería, capaz de generar 1,5 vatios con 0,2 mililitros de orina, abría las puertas para sistemas de detección doméstica de enfermedades. De esta manera, los pacientes tendrían que acudir al medico sólo cuando fuera necesario.





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